Janet Awad, presidenta de la Fundación Generación Empresarial: “El líder es el que mueve, el que articula, y lo que ha ocurrido es que algunos se han desviado del actuar íntegro”
La ejecutiva considera crucial que en el país se instale con fuerza la preocupación en torno a la integridad. Un tema que, en su opinión, se debe abordar e impulsar desde la educación temprana.
Por: Carolina León | Publicado: Lunes 7 de octubre de 2024 a las 04:00 hrs.
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Foto: Manuel Urzua
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“Chile no es un país corrupto”, dice convencida la presidenta de la Fundación Generación Empresarial (FGE), Janet Awad. Y su voz parece firme pese que el caso Audios y sus distintas aristas -con el conocido abogado Luis Hermosilla en el centro- ha mantenido el debate sobre conflictos de interés y tráfico de influencias en el tapete, sumándose a casos de colusión que se han conocido en el mundo empresarial, el último -la semana pasada- en el sector de casinos.
Y quizás su firmeza pasa precisamente por el trabajo que ha heredado en la FGE, que desde 1995 se ha dedicado a promover la importancia de la integridad en las organizaciones del país. Un trabajo que se ha traducido en acompañar a diversas empresas -y otras entidades- a fomentar culturas de ética y cumplimiento, de la mano del desarrollo de herramientas como el Barómetro de Valores e Integridad Organizacional, plataformas de líneas de denuncia y declaraciones de conflictos de interés, capacitación en regulaciones y compliance.
“Creo que más que diagnosticar es importante ocuparse y actuar. Hay que pasar de la crítica a la búsqueda de soluciones, involucrarse”.
“Claramente casos como los conocidos dañan la confianza. Lo malo hace que se olviden las cosas buenas que hacen las empresas”.
La idea ha sido que las buenas prácticas aterricen en la cotidianidad del mundo empresarial, que no sean solo teoría. “Las empresas han avanzado, hay una preocupación constante y creciente. Pero lo malo siempre termina empañando lo bueno”, reflexiona al tiempo que apunta a la falta de liderazgos éticos y la poca relevancia que como sociedad cree que le damos a la integridad.
- Probablemente este año quedará marcado por las distintas aristas del caso audios y el actuar de los abogados Luis Hermosilla y Leonarda Villalobos. ¿Qué lecciones deja para el sector empresarial? ¿Se daña la imagen del empresariado?
- Evidentemente, se daña y se sigue deteriorando la confianza y la legitimación de las instituciones, sean públicas o privadas. Estos casos muestran la vulnerabilidad.
Pero creo que el tema del actuar íntegro, del actuar de manera responsable, no solamente desde el punto de vista de la organización donde pertenezco, sino que desde la responsabilidad ciudadana, es algo que es bastante frágil en Chile, y es porque tiene que ver con el comportamiento humano; y ahí hay falencias.
Nosotros como fundación hablamos mucho de la integridad en acción, de construir liderazgos íntegros, que no es algo de ahora, es algo que planteamos desde hace tiempo. Pero hay que involucrarse desde la educación temprana.
¿Por qué cuando hablamos de integridad y nos metemos en esa discusión, es en el entorno empresarial? Cuando uno tiene que tener un actuar íntegro en todas partes, en tu vida, con tu familia, con tus amigos. Hay que dejar de encasillar la integridad solo en las empresas, acá hay un problema más estructural.
- ¿Y cómo se aborda?
- Hay que dejar de encasillarlo, obviamente. Tenemos que ir a la génesis de este problema, y ver cómo podemos promover espacios de conversación y de formación, sobre todo en los jóvenes, por ejemplo, sobre qué significa tener un actuar íntegro, tener un actuar ético.
- ¿Abordarlo como un desafío de la sociedad de manera más estructural?
- Absolutamente. Hay algunas acciones que se han emprendido, como la Estrategia Nacional de Integridad Pública, donde se proponen algunas acciones. Pero cuando se mira el avance, se puede observar que ha sido lento.
Acá hay un tema profundo, y tenemos que ver cómo nos hacemos cargo cómo país de abordar estos temas desde la educación primaria o la educación secundaria. En esas instancias hay un espacio para avanzar y no se ha hecho, y seguimos un poco circunscritos al ámbito empresarial.
Un ejemplo simple para graficar que es un problema estructural, es lo que ocurre en los feriados o vacaciones, y es que cuando hay tacos en la carretera, hay gente que no espera y llega y se va por la berma. Eso no puede ser. Es indignante. No hay respeto, no respetas al de al lado, no hay empatía, no hay nada. Y ese tipo de acciones escalan.
Creo que acá tenemos un tema cultural, pero no es cultural solamente de la organización y de la empresa pública o la empresa privada. Es cultural de nosotros como país, de cómo como ciudadanos nos comportamos, cómo nos relacionamos.
- Que el caso audios salpicara a los ministros de la Corte Suprema ha sido uno de los puntos más criticados. Para algunos ese hecho graficaría que Chile es un país corrupto. ¿Qué le parece ese planteamiento?
- Creo que no somos un país corrupto. Decir que somos un país corrupto no, definitivamente no. Evidentemente, hay casos que se han visto. Pero acá, creo que más que diagnosticar, es importante ocuparse y actuar. Hay que pasar de la crítica a la búsqueda de soluciones, involucrarse.
Nosotros debemos trabajar esto con una mirada país. Debemos reflexionar cómo lo abordamos de forma efectiva. En el fondo, uno ve que se han hecho cosas, hay leyes más estrictas, está la Ley de Delitos Económicos, que ayudan. Pero hay que sensibilizar sobre la integridad y la ética, que no se trate de un “no lo voy a hacer porque me van a castigar”, sino que de un “no lo voy a hacer porque estoy convencido de que esto no es lo que debo hacer”.
- Cuando estallan este tipo de casos el sector empresarial siempre plantea que se trata de casos aislados. Sin embargo, la lista de casos aislados va creciendo. ¿Qué está fallando en la interna del sector empresarial? ¿Falta más autocrítica quizás?
- Hay un tema que puede parecer como de perogrullo, pero hoy los canales de comunicación y las redes nos tienen mucho más alerta de todo lo que está pasando. Comunicacionalmente no hay fronteras, las empresas están más expuestas.
Pero yo creo que, en general, y acá voy a hablar más a nivel de país, porque al final esto es la suma de cada uno de nosotros, siempre fuimos un país que ‘se creía el cuento. Los jaguares de Latinoamérica’, y se nos reconocía así afuera. Y así como ocurre con las personas, cuando tú encuentras que para todo eres fantástico, no ves tus espacios de mejora, no progresas, y fallas.
Y, además, en el pasado siempre las organizaciones tenían un foco en general mucho más economicista. Pero esto ha ido evolucionando. Hoy está presente la mirada de agregar valor, de generar impacto positivo social, de vincularse con los actores es algo presente en las organizaciones. Pero, claramente, casos como los conocidos, dañan la confianza. Lo malo hace que se olviden las cosas buenas que hacen las empresas.
- Pero pese a que el tema de la integridad ha tomado peso, se siguen dando este tipo de casos…
- Sí, y es porque el tema fundamental es el liderazgo. Ahí está la traba. En el fondo tú puedes tener todo, puedes tener el sistema más robusto, tener las políticas, los procedimientos, tener la estructura, los incentivos adecuados, etcétera; pero si no hay un liderazgo íntegro, no hay cambios.
El líder es el que mueve, el que articula, y lo que ha ocurrido es que en algunos casos el liderazgo se ha desviado del actuar íntegro. Y, lamentablemente, cuando uno es líder, así como cuando uno es padre, madre o el líder de la familia, uno es el ejemplo y el referente. Y es por eso el deterioro, porque cuando el equipo ve que lo hace el líder, cualquier cosa puede pasar.
Por eso es tan crucial reformular el cómo abordamos este tema, y darle una mayor relevancia, no es algo solo de las organizaciones, es estructural.
El lento avance de la Estrategia Nacional de Integridad Pública
A inicios de diciembre de 2024, el Presidente Gabriel Boric Font, junto al ministro Secretario General de la Presidencia, Álvaro Elizalde Soto, la subsecretaria Macarena Lobos Palacios, y la Secretaria Ejecutiva de la Comisión de Integridad Pública y Transparencia, Valeria Lübbert Álvarez, lideraron el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Integridad Pública (ENIP).
Se trata de un plan de acción que cuenta con 210 medidas administrativas y legales orientadas a mejorar los estándares de transparencia, integridad y lucha contra la corrupción en el país. Entre estas, destaca la creación de un Registro Nacional de Beneficiarios Finales de Personas Jurídicas y un proyecto de ley para modernizar y perfeccionar la actual Ley de Lobby, que recoge las recomendaciones entregadas este año por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Y si bien el plan ha sido respaldado por diversos actores de la sociedad, su avance ha sido escaso.
De hecho, de acuerdo al portal www.integridadytransparencia.gob.cl de las 210 medidas, solo 31 han sido cumplidas, 98 se encuentran en desarrollo y 81 de ellas no ha iniciado trabajo alguno.